"Felipe IV determinó fundar
un convento dedicado a la Concepción por el
nacimiento del príncipe que había de ser Carlos II y decidió
que fuesen beatas del beaterio de la Orden de
la Merced las que se ocupasen, encargando la fundación a Juan Jiménez de Góngora... y al padre Fray Juan de Santamaría, vicario general de toda la descalcez
mercedaria, quienes cumplieron su cometido
colocando el sacramento en el nuevo monasterio el 24 de marzo de 1665, cerrándose la clausura a 10 de febrero de 1668" (Répide, 1981: 302-303).
Esta iglesia que ahora presenta un cierto grado de abandono fue declarada Bien
de Interés Cultural en 2012, tengo un recorte de
El País del 31 de marzo
de ese año. En realidad se llama convento de Mercedarias Descalzas de la
Purísima Concepción, aunque se las conoce como las Góngoras. Antonio Ponz la llama iglesia de las monjas de Góngora y solo le dedica cuatro líneas en su
Viaje de España.
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Escudo de las Mercedarias Descalzas |
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Exterior desde la calle san Lucas.
Madrid |
Y esto es debido a que su
fundador se llamaba Juan de Góngora, gobernador de la Hacienda Real, Contaduría
Mayor y Tribunales en tiempos de Felipe IV. En los años 60 la calle se dedicó a
Luis de Góngora el escritor con quien no tenía nada que ver. En relación con
este mecenas encontré un libro, a él dedicado en la Biblioteca Nacional
Opusculum de fascino de
Juan Lázaro Gutiérrez de Sepúlveda, impreso en Lyon en 1653 y que trataba sobre el
fascino, me pareció curioso que un libro sobre la fascinación y la magia
estuviera dedicado a este señor. Pero en el siglo XVII estas cosas eran corrientes.
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Portada |
Tuvo dos arquitectos: comenzó la
obra Fray Manuel de Villarreal y la finalizó “Manuel del Olmo, maestro del
Concejo, y autor de otro convento madrileño, el de las Comendadoras de
Santiago. Antes de acabar el siglo, ya estaba concluido, siendo reparado en
1775 por el neoclásico Joseph de la Ballina, que deja el exterior muy áspero y
duro, pero que afortunadamente no tocó el maravilloso interior…”
(Hidalgo Monteagudo, 1993: 121). Es verdad
que el exterior no llama la atención, pero el interior alberga un bello espacio
con planta de cruz latina, sin capillas y cúpula; la ornamentación pone en
evidencia zonas lisas y otras ricamente adornadas por los yeseros madrileños y sobre
todo hay que fijarse en las cornisas y ménsulas además de los capiteles del jesuita
hermano
Bautista. Posee dos retablos
fronteros y cuadros retablos: de Montserrat, con imagen de Jesús cautivo
y
enfrente Pedro mártir de Verona y Catalina de Siena. El retablo mayor de madera
policromada de orden romano corintio sobre un plano convexo que se contrapone a
otro cóncavo, está presidido por la Inmaculada Concepción.
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Interior del templo |
La iglesia de Góngora me trae
recuerdos de la infancia cuando había una cofradía que sacaba en procesión sus imágenes de Pasión:
Jesús
Cautivo Nazareno, la Soledad y el Cristo yacente. Veíamos componer los pasos
al pasar por la calle San Gregorio a donde daba la parte trasera
del convento de Mercedarias, y el jueves santo desfilaban en procesión por la calle Barquillo. Saliendo otra vez el Cautivo el viernes
santo en la procesión del silencio. Los niños de entonces nos entreteníamos en
un universo muy diferente al actual. El pasado jueves santo pasé por la
calle de Góngora y estaba abierta la iglesia, entré a verla, había unas cuantas
monjas y algunas personas mayores. Estaba poco iluminada, el Cristo yacente
reposaba en el lado derecho y también el Jesús Nazareno, al que mi madre
rezaba. En los pies de la nave en el lado del evangelio el Cristo crucificado
de la Buena muerte y como rezándole habían colocado a la Virgen de la Soledad
con su manto negro bordado en oro. Era una bella imagen del pasado, cuando mi
familia vivía en ese barrio, Chueca.
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Virgen de la Soledad |
BIBLIOGRAFÍA
Hidalgo Monteagudo, Ramón, Iglesias antiguas madrileñas, Madrid, 1993
Répide, Pedro de, Las calles de Madrid, Madrid, 1981
Tormo, Elías, Las iglesias de Madrid, Valencia, 1979
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