viernes, 20 de septiembre de 2024

EL MONARCA DE LAS SOMBRAS: CÓMO CONTAR LA HISTORIA

 

Este libro nos introduce en la problemática de cómo escribir una historia real basada en diversas fuentes, tanto escritas como orales, acerca de la vida de una persona que, siendo pariente del escritor, no llegó a conocerlo nunca porque murió joven durante la guerra civil española. El autor nos recalca que lo que escribe no es literatura, que no hay relleno literario: “Cabría preguntarse cómo vivió Manuel Mena aquellos meses de creciente zozobra: qué hizo, qué pensó, qué sintió mientras su pueblo y su país se dividían en dos mitades enfrentadas por un odio común. Un literato podría contestar a esas preguntas, porque los literatos pueden fantasear, pero yo no: a mí la fantasía me está vedada. Algunas cosas, sin embargo, son seguras. O casi seguras” (Cercas, 2019: 74). Aunque sí hay dos perspectivas narrativas: Javier Cercas como autor en primera persona y Cercas en tercera persona. Aparece el yo del escritor invadiendo la narración frente a un autor parapetado en su puesto original, aparentemente objetivo y equidistante. ¿Es historia o es literatura? Yo creo que El monarca de las sombras es historia narrada en forma de novela y para este tipo de narraciones hay diversos grados de aprehensión de la realidad según se cuente la historia y se faciliten las fuentes en la narración, en la que en vez de hacer citas protocolarias se verbaliza de otra forma o no se hacen explícitas. La diferencia entre una narración histórica y otra más literaria es que en esta última es casi imposible o simplemente imposible rastrear las fuentes en las que se basa. Para algunos, seguramente, esto es lo que diferencia la historia de la literatura y, por tanto, si no puedes rastrear las fuentes no se considera historia. Aunque la investigación que lleva a cabo este novelista es la misma que podría hacer un historiador o un antropólogo, pero el resultado es diferente en cuanto a la forma.


La novela de Cercas entra dentro de una corriente actual en la que han ocurrido dos cambios significativos, tanto en las narraciones literarias como en las ciencias sociales: uno de los cambios afecta al autor que se postula como un protagonista más en la historia que narra, lo que Enzo Traverso llama “el yo en la escritura de la historia” y el otro cambio supone hacer de la investigación una narración: “La escenificación de la narración constituye un cambio metodológico fundamental característico de esta nueva escritura de la historia enraizada en la intimidad del autor, que, sin embargo, se propone interpretar el pasado de una sociedad entera o analizar una experiencia histórica en su conjunto” (Traverso, 2022: 91-92). Junto a estos cambios se evidencia una realidad, la imposibilidad de ser objetivo o equidistante en términos absolutos, aunque nuestro fin persiga siempre la objetividad. Yo creo que un historiador cabal no debería ser franquista, por eso Cercas y Trueba lo dejan claro en sus charlas, sus familias eran franquistas, pero ellos no se sienten culpables por ello, aunque sí responsables, aludiendo al pensamiento de Hannah Arendt. Esa responsabilidad, pienso, es la que le mueve a escribir esta novela.

Javier Cercas nos plantea todo el recorrido personal hasta llegar a la convicción de que va a escribir la historia de su tío abuelo Manuel Mena, héroe legendario de su familia que luchó en la guerra española en el Primer Tabor de Tiradores de Ifni y murió en la batalla del Ebro con 19 años. Su libro posee estas dos características que hemos mencionado: recurre al yo del autor y hace una exégesis pormenorizada en la que narra todos los pasos de su investigación y de cómo va logrando sus datos para componer la historia. En esa metodología su trabajo se parece o calca al de un antropólogo. Las visitas al pueblo de su familia para entrevistar a sus informantes, las conversaciones con su madre y también las que tienen lugar con su amigo David Trueba, un apoyo especial, que le ayuda a pensar y a ser realista, además de filmar las conversaciones con los informantes. Uno de ellos es su tío Alejandro que cree en la bondad de contar estas historias: “a la manera de la gente humilde, sentía que las historias sólo existen del todo cuando alguien las escribe” (Cercas, 2019: 219). Las informaciones orales de sus familiares y conocidos del pueblo son cruciales para llegar a conocer cómo pensaba y cómo evolucionó Manuel Mena, del chico inocente que cree en unos ideales, al muchacho machacado por la guerra que vuelve al pueblo de permiso hastiado de muertes y con el pensamiento de que ya había cumplido y no quería volver al frente, pero volvió, para que no tuviera que ir su hermano. Otra disyuntiva que nos plantea Cercas es que los documentos no siempre son tan fidedignos como generalmente se piensa, porque a veces dan información errónea y no porque se quiera falsear, sino por errores humanos que son muy fáciles de entender en la guerra.

Y va narrando la historia de lo que supuso la II República en la vida de su pueblo y en la vida de Manuel Mena que era un chico espabilado, interesado por todo. La llegada de la guerra al pueblo y la toma de partido por parte de la gente. Manuel Mena se hace falangista, era imposible estar al margen. Su decisión de incorporarse a filas y la salida al frente, sus heridas, permisos y la batalla del Ebro que acabó con su vida breve. Una metáfora del desatino de la guerra, la tragedia en las familias y en un país que quedó desolado y brutalmente entontecido.

CERCAS, Javier, El monarca de las sombras, Barcelona, Penguin Random House: 2019

TRAVERSO, Enzo, Pasados singulares. El yo en la escritura de la historia, Madrid, Alianza Editorial: 2022

 

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