Hace meses El País ideas (29.10.17)
se centró en este tema que nos atañe ahora y lo titulaba Cómo acabar con los
tópicos sobre España, lo cual parece un imposible. Siempre se ha hablado de
los diferentes pueblos y nacionalidades de una forma global aun cuando es
difícil poder opinar sobre el carácter de una comunidad concreta. Había dos artículos interesantes Atrapados
en el cliché de Andrea Aguilar y El
confortable infierno español de Elvira Roca Barea. El primero comenta algunas
ideas que son difíciles de desechar: la opinión que crearon viajeros
anglosajones del siglo XIX como Richard Ford, o el retrato que se hace de la
España democrática de herencia franquista en la cobertura de la crisis catalana,
por otro lado, España sigue viéndose desde la perspectiva de la Guerra Civil y
desde otra perspectiva se nos ve como un destino vacacional. El segundo
artículo que se centraba en la mala imagen que damos los españoles o que nos
adjudican porque la gente se acomoda a catalogar a los otros en unas categorías
facilonas y también hace alusión al
problema de sentirse inferiores moralmente, hecho que proviene desde la
España del imperio y que se proyecta de alguna manera sobre la España
contemporánea. Yo diría que se trata de prejuicios con los que juzgan a los
españoles y que en cierta medida afectan porque los creemos.
Richard Ford |
Julio Caro Baroja escribió un
pequeño libro titulado El mito del carácter nacional en el que hace un
recorrido histórico sobre el tema y considera que hablar del carácter nacional
es una actividad mítica, lo voy a seguir en varios párrafos. Dice que tal vez sea el siglo XX la época en la que
estas opiniones globales sobre el modo de ser de los españoles se han hecho más
dogmáticas atribuyendo un carácter nacional desde la época de los íberos, los
romanos o los visigodos, cosa un tanto peregrina; aunque los historiadores y
los antropólogos han aceptado una herencia ibérica, una herencia romana o
visigoda. Ya desde antiguo los historiadores han creído ver rasgos comunes
heredados de tiempos remotos, de hecho se considera una herencia: de lenguas,
técnicas, Derecho, etc. Así que desde los Reyes Católicos se habla de España y de los españoles, pero la conciencia de
ser diferentes entre sí gravita desde entonces como miembros de viejas naciones
distintas (Caro Baroja, 1970: 78).
Julio Caro Baroja |
En los siglos XVI y XVII en
Europa los latinos se creían superiores frente a los países del norte, pero a
veces se da un doble juego, a los españoles se les trata según los casos peyorativamente
por enemigos políticos sucesivos, un ejemplo es S. Münster, que habla de la
falta de gusto de los españoles por las ciencias, y se van fijando clichés. En
todos los países de la época hay literatura en contra de unos o de otros: los
franceses nos ven como matamoros y también aluden a la idea de grandeza. Los
protestantes nos tachan de “una beatería hipócrita basada incluso en la
incredulidad y en la razón de Estado”, estas críticas enlazan con los escritos
de Milton: “Pero lo grave es que lo dicho o escrito en épocas de virulencia deja
un sedimento popular” (Caro Baroja, 1970: 83). Es en este clima cuando se crea
esa idea que comentamos antes de sentirse inferiores moralmente.
El problema de la caracterización
del español se complica con la decadencia política, el padre Peñalosa habla de
cinco virtudes que son más bien defectos españoles: el orgullo religioso, el
orgullo de linaje, orgullo de monarquía y orgullo de generosidad. “De una
manera o de otra el español queda definido en el siglo XVII como un hombre
extremado, que contribuye a la destrucción de su propio bienestar por esto
mismo” (Caro, 1970: 87-88). Y en el siglo XVIII los extranjeros dicen de España
que es una nación decadente y siguen hablando genéricamente de los españoles
personas tan doctas como Hume o Montesquieu. Frente a las críticas se levantan
los apologistas como el padre Feijoo que hace alarde de españolismo en su Theatro
Crítico universal o Masdeu un jesuita catalán que escribe sobre los
españoles y considera que cada nación tiene un carácter dominante como el español
que es agudo. Cadalso en cambio es más objetivo y acepta que existen una serie
de vicios y virtudes nacionales pero que hay caracteres muy diversos en la
península.
Los viajeros de los siglos XVIII y
XIX para definir el carácter español se basan muchas veces en conceptos e ideas
ya repetidas, Caro Baroja cree que la bibliografía de viajes es tan extensa que
habría que revisarla porque hay de todo, los del XVIII tienden a aducir ejemplos concretos y los viajeros del
XIX gustan de explicar los colores locales y luego se van haciendo de una
ramplonería asombrosa.
Citamos un texto de Richard Ford,
viajero inglés, porque es muy asombroso y negativo (tendría que compararse con
las descripciones del Londres más pobre de las novelas de Dickens), del Manual
para viajeros por León describe así a los campesinos leoneses:
“El reino tiene alrededor de veinte
mil millas cuadradas de extensión, con un millón de habitantes. Estos
agricultores duros y sin apenas cultura no cambian ni sus hogares ni sus
costumbres; son gente rutinaria , enemiga de innovaciones, y se aferran a las
maneras de sus antepasados; y, sin embargo, aunque dedicados puramente al
cultivo de la tierra, su práctica de la agricultura es bárbaramente atrasada y
siguen arando a la manera primitiva de Triptólemo y las Geórgicas; la mayor
parte de estos campesinos son lentos en el progreso y se resisten a la prisa
tanto como sus mismas mulas. Las mentes, al igual que sus pesadas y chirriantes
ruedas, están obstruidas por la suciedad y los prejuicios que se han ido
acumulando en ellas desde el diluvio” (Ford, 1983: 10).
Carro chillón. Galicia 1976: Camino de Santiago |
Alrededor de la Guerra Civil se produjo una cantidad ingente de literatura
en la que todo el mundo hablaba de los españoles, los extranjeros que vinieron
a España a luchar también escribieron libros en los que hablaban del carácter español,
de cómo son los españoles, he leído recientemente a Orwell que también opina
de esto, nos acusa de grandes defectos, pero también reconoce virtudes muy
encomiables. Por un lado tiene una idea del atraso de España parecida a la de
Ford, aunque es más cariñoso cuando habla de los campesinos de Huesca:
“En los campos había hombres con
bombachos negros de pana, camisa azul harapienta y sombrero de paja muy ancho,
arando la tierra con una yunta de mulas que agitaban rítmicamente las orejas.
Los arados eran unos objetos impresentables que se limitaban a rascar el suelo,
sin penetrar lo suficiente para abrir un surco. Todas las herramientas estaban
lastimosamente anticuadas, dado que los aperos de metal eran caros. Si se
rompía, por ejemplo, la reja del arado, se reparaba una y otra vez, hasta que
al final no era más que un cúmulo de reparaciones…” (Orwell, 110).
George Orwell, Orwell en España. |
Y finalmente: “Conservo muchos
malos recuerdos de España, pero muy pocos de los españoles; creo haberme
enfadado seriamente con un español sólo en dos ocasiones, y en ambas, cuando
miro atrás creo que fui yo quien tuvo la culpa. Es indudable que poseen una
generosidad, una especie de nobleza que no es propia del siglo XX” (Orwell,
2015: 198).
Anales del MPE, 1935 |
Bibliografía.-
Caro Baroja, Julio, El mito
del carácter nacional. Meditaciones a contrapelo. Madrid, 1970
Dantín Cereceda, J., "El carro leonés del concejo de Gordón", Anales del Museo del Pueblo Español, Tomo I, 1935, 139-148
Dantín Cereceda, J., "El carro leonés del concejo de Gordón", Anales del Museo del Pueblo Español, Tomo I, 1935, 139-148
Ford, Richard, Manual para
viajeros por León y lectores en casa, Madrid, 1983
Orwell, George, Orwell en
España. Homenaje a Cataluña y otros escritos sobre la Guerra civil española,
Barcelona, 2015
En Internet: Atrapados en el cliché español por Andrea Aguilar :
https://elpais.com/politica/2017/10/27/actualidad/1509134113_520608.html
El confortable infierno español de Elvira Roca Barea
https://elpais.com/politica/2017/10/27/actualidad/1509113683_479802.html
En Internet: Atrapados en el cliché español por Andrea Aguilar :
https://elpais.com/politica/2017/10/27/actualidad/1509134113_520608.html
El confortable infierno español de Elvira Roca Barea
https://elpais.com/politica/2017/10/27/actualidad/1509113683_479802.html
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