martes, 19 de noviembre de 2019

ALDABAS


Mucho de lo que se ha colocado en las puertas tradicionalmente está relacionado con el mundo simbólico y la protección. Recuperando fotos hechas a lo largo del tiempo veo que en los pueblos los llamadores o aldabas suelen tener formas fálicas y en la ciudad, aunque también los hay de esta forma, predominan las formas más fantasiosas y estudiadas dependiendo de los barrios y el tipo de casa: manos, caras de leones, dragones, monstruos, etc.
Calle Fernán González 11. Madrid
Las representaciones fálicas son muy antiguas, se encuentran en esculturas egipcias, entre los fenicios, en antiguas tumbas etruscas de la primera Edad del Hierro. Los falos eran los más sagrados amuletos llevados por las vírgenes vestales en la Roma antigua, Plinio se refiere a ello como satirica signa y dice que se ponían en las puertas de Pompeya. Por otro lado, es el símbolo que está en la fragua del herrero, y estas representaciones también se localizan en las paredes de las antiguas ciudades de Roma y Grecia (Elworthy, 153-154). Los romanos heredaron de culturas anteriores esa idea de que el falo es un amuleto eficaz, de hecho contra el mal de ojo todo los objetos punzantes son poderosos, sabemos que en la cultura mediterránea, así como en otras, se protege no solo a las personas sino también a todo lo que es valioso para la vida, los animales, las casas, los campos. Y las casas suelen ser protegidas en sus vanos: puertas y ventanas. 
Calle de don Pedro. Madrid


Calle Cuchillería. Vitoria
El llamador en forma de falo está en muchas ocasiones asociado a la media luna y a la forma de herradura, se coloca en la parte donde toca la aldaba o llamador. Si el falo representa lo masculino, la media luna y la herradura son formas asociadas a las mujeres. Parece pues la unión de los dos géneros. ¿Una forma de potenciar la virtud de estos objetos?
Sigüenza
Anguiano


Es interesante observar cómo también las puertas de las iglesias poseen aldabas con formas apotropaicas, siguiendo la misma lógica que podemos observar en pinturas de los siglos XVI, XVII y XVIII en las que la Virgen o el Niño Jesús portan amuletos, aunque podemos pensar que no los necesitan. Según Hani la puerta del templo cristiano ejemplifica la sacralidad del tránsito en mayor medida que otras puertas, es el paso del mundo profano a lo sacro, por eso hay "guardianes del umbral, estatuas de arqueros, dragones, leones o esfinges, personajes semidivinos, o aun divinos, como el Jano de los romanos.. " (1978:75) 
Catedral de Cuenca
Puerta catedral de Toledo


Iglesia de María Magdalena.
Jaén
Además de las formas fálicas constatamos el uso de figuras de animales fantásticos o reales que se colocan en las puertas de las casas de ciudades y pueblos como protectores ancestrales: la cabeza de león, la anfisbena (serpiente de dos cabezas), el dragón del umbral, etc. La utilización de estos animales como llamadores proviene de complejos legados culturales entre los que destacamos: las insignias de las legiones romanas con animales asociados al sol o a su representación simbólica, la heráldica medieval, los bestiarios, los emblemas de las órdenes de caballería y de otras instituciones, entre algunos posibles antecedentes.
Madrid. Calle san Lorenzo

Madrid. Calle san Lorenzo


Bibliografía
Biarge, Fernando y Ana Biarge, Líbranos del mal. Creencias, signos y ritos protectores en la zona pirenaica aragonesa, Huesca, 2000
Charbenneau- Lassay, L., El bestiario de Cristo. El simbolismo animal en la Antigüedad y la Edad Media, Barcelona, 1997, 2 vols.
Elworthy, F. T., The evil eye. An account of this ancient & widespread superstition, London, 1895
Hani, Jean, El simbolismo del templo cristiano, Barcelona, 1978