viernes, 5 de abril de 2024

AMULETOS EN EL MUSEO DEL TRAJE. CIPE

 

¿Cuál es la diferencia entre un amuleto y una joya? Yo creo que todo el mundo puede entender que hay una diferencia, aunque a veces la línea divisoria entre ambos términos sea muy fina, porque una joya es un objeto valioso hecho con piedras o metales preciosos en cambio un amuleto normalmente no está elaborado con piedras o metales preciosos, pero hay casos en que sí. Un amuleto es valioso por el poder o la virtud que se le atribuye y una joya es valiosa por el dinero que cuesta. Hace poco (en febrero de este año 2024) asistí a una exposición en el Museo del Traje en la que se exhibían joyas modernas, joyas tradicionales y amuletos mostrando o queriendo mostrar la influencia que ha ejercido la joyería tradicional en obras actuales. Fotografié algunos de los amuletos que catalogué hace años y que forman parte de una colección representativa del mundo mágico-religioso hispánico, pero que no es especialmente española porque está enraizada en tradiciones europeas y mediterráneas de muy antiguo abolengo.

Higa de coral nº 10.359 (E)

Sonajero de ágata y plata nº 8654


Encontramos allí: piedras que acrecientan su valor según sus formas, azabaches, mano de tejón, corazones, creciente lunar, el pez, el cuerno, la castaña pilonga, la higa de coral y la de azabache, el chupador de cristal, piedra engastada en metal, sonajeros, medallas, patenas, etc. Toda una mezcolanza del mundo cristiano y el pagano, el rural y el ciudadano, el mundo adinerado y no adinerado. Conviviendo todo sin aparentes problemas.

Higa de azabache nº 2551

Pez articulado de plata nº 7.379

La mayoría son objetos para ser portados por las mujeres, hay algunos para los niños, también alguno para ciertos animales y yo diría o pensaría que sólo uno es un amuleto para ser portado por un hombre por su carácter fálico. Es cierto que la protección secular contra las fuerzas malignas y desconocidas está asociada a la continuidad de la especie, a la necesidad de que la procreación, sus agentes y sus vástagos puedan cumplir su objetivo y reproducirse, sobrevivir y tener salud, que siempre fue lo básico. Y a esto se encaminaba especialmente el mundo mágico-religioso de los amuletos.

Corazón de pizarra de Sta. Mª de Nieva nº 13.025

Amuleto fálico de serpentina nº 1720

Las formas, los colores y los materiales no son arbitrarios, sino que pertenecen a un mundo simbólico ancestral. A veces son objetos sacados directamente de la naturaleza para ser engastados, grabados y portados, otras veces se trata de objetos más elaborados en los que el joyero o platero tiene un trabajo por delante, pero todos ellos remiten a las virtudes otorgadas a la combinación de unos materiales a los que se imprimen formas que seguramente están relacionadas con los pretendidos valores de esas sustancias. Estoy pensando en los azabaches en forma de higa, grabados con crecientes lunares, o la mano de coral haciendo la higa, alejando el mal de su portador con ese gesto. En otros casos los colores delicados y ensortijados en un chupador atraen la mirada de las brujas para que no dañaran a su portador, o el sonido de cascabeles que no solo interesa al infante sino a los agentes dañinos. La naturaleza casi siempre es nuestra aliada dotándonos de objetos valiosos para combatir el mal, pero otras veces es perjudicial, es la idea, por ejemplo, de que la luna daña a los niños y hay que protegerlos de ella utilizando, precisamente, crecientes lunares.

Creciente lunar con apéndice nº 15.614


Cuerno y castaña nº 10.962
BIBLIOGRAFIA

BAROJA, Carmen, Trabajos y materiales del Museo del Pueblo Español. Catálogo de la colección de amuletos, Madrid: 1945

ALARCÓN ROMAN, Concepción, Catálogo de amuletos del Museo del Pueblo Español, Madrid: 1987.

HERRADÓN FIGUEROA, Mª Antonia, La Alberca: joyas, Madrid: 2005.