La fuerza del arrepentimiento es
un tópico de la literatura cristiana desde la época de los Padres del Desierto,
quiero decir que no es un invento de otras literaturas más modernas. Lo que
ocurre es que se bebe de fuentes antiguas, a veces sin considerarlas o incluso
conocerlas. No es el caso de la novela de Thomas Mann El elegido que hace
un tiempo cayó en mis manos, novela que se hace cargo de la tradición con la
que entronca, un poema germánico medieval, Gregorio o la vida de un buen
pecador, se trata de un Edipo cristiano que se adjudicó a la vida del Papa Gregorio V (siglo X). Estas
adjudicaciones de vidas pecadoras y luego arrepentidas a personajes señalados o
santos del cristianismo son producto de una literatura legendaria nada real,
que debe leerse en clave metafórica.
Rastrearemos los motivos
literarios que aparecen en esta leyenda para conocer los viajes insólitos que
hacen cuentos, leyendas y mitos a lo largo del tiempo y del espacio. Para ello
debemos diseccionar la novela de Mann y conocer los diferentes motivos
folklóricos de los que está compuesta. Podemos dividir la historia en tres
partes:
-
Primera parte, con la historia de los hermanos incestuosos
que tienen un hijo y como castigo el chico va en peregrinación a Jerusalén y
muere y la hermana arroja a su hijo al mar en un tonel entre telas alejandrinas
y una tablilla explicativa. Este es recogido por unos pescadores que al llegar
a su isla son interceptados por el abad de un monasterio del Císter que
descubre al niño al cual deja en manos de una familia de pescadores, para
recogerlo en la adolescencia y educarlo en el monasterio.
-
Segunda parte, pero cuando
crece el joven no se quiere quedar en el monasterio y corre en busca de
aventuras caballerescas: rescata a una duquesa del asedio de un pretendiente
enojoso y se casa con ella. El problema es que resulta ser su madre, esto
aparentemente no lo descubren hasta que una criada que le espía ve que llora
ante una tablilla que esconde en lo alto del techo.
-
Descubierto el asunto, la
madre-esposa se dedica a cuidar enfermos y él huye hasta que encuentra un lugar
para hacer penitencia, en una peña escarpada junto a un río. Así pasa 17 años
hasta que, vacante la silla papal, unos santos hombres son advertidos del lugar
donde mora el elegido de Dios. El cual llega a ser el Papa Gregorio V.
En esta narración hay diferentes
motivos que la conforman: el motivo del niño arrojado a las aguas porque es
hijo del pecado, de incesto en este caso; el tema de la princesa rescatada del
dragón o de un mentecato, por un joven
que lo mata o lo vence y se casa con ella; y el tema de la penitencia en un
lugar apartado, sumamente penosa y el posterior reconocimiento y ensalzamiento del penitente.
El primer motivo obviamente proviene en primer
lugar de la Biblia, de la vida de Moisés, el rescatado de las aguas, tenemos
que tener en cuenta que este tema bíblico hunde sus raíces en un cuento
folklórico. Moisés es introducido en una cestilla de papiro y puesto a la
orilla del río y la corriente lo desplaza hasta que lo ve la hija del faraón que
se hace cargo de él. Se ha comparado la historia de Moisés sacado de las aguas con
leyendas mesopotámicas como la de Sargón. Este motivo tan antiguo tiene larga
vida y lo vemos ya en la Edad Media en historias tanto cristianas como
musulmanas ya que en el siglo XII se escribe la historia de Gregorio que hemos
mencionado y otro texto francés de la Vida de san Gregorio. Por otro
lado un hispanomusulmán perteneciente a la mística sufí, llamado Ibn Tufayl,
escribe El filósofo autodidacto en el siglo XII. En este caso se plantea
que el protagonista del cuento es un solitario el cual bien ha podido nacer por
generación espontánea o bien ha sido arrojado al mar en una caja por su madre
que ha tenido al hijo en secreto. La caja llega a una isla se abre y los
sollozos del niño hacen que una gacela se acerque y lo críe. Esta historia
tiene eco en el siglo XVII ya que Gracián la utiliza para El Criticón.
El tema caballeresco del rescate
de la dama, ya sea princesa o no, también es muy antiguo y proviene de la
mitología, de los cuentos y de las historias de santos como la de san Jorge.
Finalmente el santo héroe que tras un gran
pecado cumple una penitencia feroz es propiamente del cristianismo tradicional.
La solución que da la Iglesia a una vida pecadora es el arrepentimiento y la
penitencia, esto lo muestra en algunas vidas de santos en las que la persona
pecadora no solo puede lavar sus pecados, sino que puede llegar a la santidad.
Así ocurre con María Magdalena, santa María Egipciaca, san Jacobo el eremita. Y como vimos en el artículo del salvaje en las
historias legendarias del parricida san Albano, o del violador y homicida Garí
o Jean Paulus.
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