viernes, 3 de mayo de 2019

LA IGLESIA DE GÓNGORA EN EL RECUERDO


"Felipe IV determinó fundar  un convento dedicado a la Concepción por el nacimiento del príncipe que había de ser Carlos II y decidió  que fuesen beatas del beaterio de la Orden de la Merced las que se ocupasen, encargando la fundación a Juan Jiménez de Góngora... y al padre Fray Juan de Santamaría, vicario general de toda la descalcez mercedaria, quienes cumplieron su cometido  colocando el sacramento en el nuevo monasterio el 24 de marzo de 1665, cerrándose la clausura a 10 de febrero de 1668" (Répide, 1981: 302-303). Esta iglesia que ahora presenta un cierto grado de abandono fue declarada Bien de Interés Cultural en 2012, tengo un recorte de El País del 31 de marzo de ese año. En realidad se llama convento de Mercedarias Descalzas de la Purísima Concepción, aunque se las conoce como las Góngoras. Antonio Ponz la llama iglesia de las monjas de Góngora y solo le dedica cuatro líneas en su Viaje de España.
Foto: Concha Alarcón
Escudo de las Mercedarias Descalzas
Foto: Concha Alarcón
Exterior desde la calle san Lucas.
Madrid
Y esto es debido a que su fundador se llamaba Juan de Góngora, gobernador de la Hacienda Real, Contaduría Mayor y Tribunales en tiempos de Felipe IV. En los años 60 la calle se dedicó a Luis de Góngora el escritor con quien no tenía nada que ver. En relación con este mecenas encontré un libro, a él dedicado en la Biblioteca Nacional Opusculum de fascino de Juan Lázaro Gutiérrez de Sepúlveda, impreso en Lyon en 1653 y que trataba sobre el fascino, me pareció curioso que un libro sobre la fascinación y la magia estuviera dedicado a este señor. Pero en el siglo XVII estas cosas eran  corrientes.
Foto: Concha Alarcón
Portada
Tuvo dos arquitectos: comenzó la obra Fray Manuel de Villarreal y la finalizó “Manuel del Olmo, maestro del Concejo, y autor de otro convento madrileño, el de las Comendadoras de Santiago. Antes de acabar el siglo, ya estaba concluido, siendo reparado en 1775 por el neoclásico Joseph de la Ballina, que deja el exterior muy áspero y duro, pero que afortunadamente no tocó el maravilloso interior…”  (Hidalgo Monteagudo, 1993: 121). Es verdad que el exterior no llama la atención, pero el interior alberga un bello espacio con planta de cruz latina, sin capillas y cúpula; la ornamentación pone en evidencia zonas lisas y otras ricamente adornadas por los yeseros madrileños y sobre todo hay que fijarse en las cornisas y ménsulas además de los capiteles del jesuita hermano  Bautista. Posee dos retablos fronteros y cuadros retablos: de Montserrat, con imagen de Jesús cautivo y enfrente Pedro mártir de Verona y Catalina de Siena. El retablo mayor de madera policromada de orden romano corintio sobre un plano convexo que se contrapone a otro cóncavo, está presidido por la Inmaculada Concepción.
Foto: Concha Alarcón
Interior del templo
La iglesia de Góngora me trae recuerdos de la infancia cuando había una cofradía que sacaba en procesión sus imágenes de Pasión: Jesús Cautivo Nazareno, la Soledad y el Cristo yacente. Veíamos componer los pasos al pasar por la calle San Gregorio a donde daba la parte trasera del convento de Mercedarias, y el jueves santo desfilaban en procesión por la calle Barquillo. Saliendo otra vez el Cautivo el viernes santo en la procesión del silencio. Los niños de entonces nos entreteníamos en un universo muy diferente al actual. El pasado jueves santo pasé por la calle de Góngora y estaba abierta la iglesia, entré a verla, había unas cuantas monjas y algunas personas mayores. Estaba poco iluminada, el Cristo yacente reposaba en el lado derecho y también el Jesús Nazareno, al que mi madre rezaba. En los pies de la nave en el lado del evangelio el Cristo crucificado de la Buena muerte y como rezándole habían colocado a la Virgen de la Soledad con su manto negro bordado en oro. Era una bella imagen del pasado, cuando mi familia vivía en ese barrio, Chueca.
Virgen de la Soledad
BIBLIOGRAFÍA
Hidalgo Monteagudo, Ramón, Iglesias antiguas madrileñas, Madrid, 1993
Répide, Pedro de, Las calles de Madrid, Madrid, 1981
Tormo, Elías, Las iglesias de Madrid, Valencia, 1979

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